El corazón del mindfulness: las consciencia amable
Vencer al sufrimiento con sabiduría y compasión
Vicente Simón
Este artículo tiene su origen en la lectura del gran libro arriba señalado de Vicente Simón, muy recomendable. Como vemos en el título, se centra en el mindfulness, como elemento que nos hace ser más compasivos. Lo que más me ha llamado la atención es la justificación de por qué nos conviene ser compasivos, desde mi punto de vista es totalmente acertada.
Cita a Etty Hillesum, una joven judía holandesa que acabó muriendo en un campo de concentración de Auschwitz, explica el origen de las guerras por problemas de convivencia a nivel de personas cercanas que se van haciendo mayores e involucrando a más.
Vicente habla también del problema de la superpoblación, que conlleva problemas de convivencia y no hay que olvidar que todas las especies tienen mecanismos que limitan el número de individuos cuando el medio ambiente no puede acogerlos a todos.
Con todas estas variables y algunas más vemos que el amor y la compasión son necesarios para que nuestra especie sobreviva y a nivel individual para mantenernos sanos, pues la felicidad conlleva mejor salud y el egoísmo nos enferma. Pressman y Cohen (2005) han propuesto que las personas positivas y compasivas conllevan estos patrones y beneficios:
- Hábitos saludables: dormir bien, hacer ejercicio, alimentarse correctamente conllevan una mejor salud
- Activación del sistema nervioso autónomo: la actividad equilibrada del SNA es crucial para un buen estado cardiovascular.
- Activación del eje hipotálamo – hipófisis – suprarrenal: esta activación regula la hormona cortisol, la cual controla las enfermedades inmunes e inflamatorias. También aumenta la producción de oxitocina, que tiene efectos positivos en las conexiones interpersonales.
- Opiáceos endógenos: al aumentarlos se aumentan los efectos antidepresivos y mejoramos el control del dolor.
- Función inmune: se aumentan las defensas inmunológicas, favoreciendo la lucha contra las enfermedades infecciosas.
- Factores sociales: al aislamiento social aumenta el riesgo de padecer enfermedades y mortalidad.
Hacer todo esto puede estar al alcance de nuestra mano o no, hay varios factores a tener en cuenta, así los explica Vicente:
- Todas las criaturas vivas aspiran a estar bien, a disfrutar de la vida y a ser felices. Como seres humanos podemos alcanzar cotas de felicidad probablemente superiores, pero por otro lado nuestro cerebro y todas las connotaciones sociales que hemos inventado, nos ponen las cosas muy difíciles.
- La compasión no es lo mismo que el malestar empático, en este segundo comparto tanto el malestar físico o mental del otro que lo acabo sufriendo en propia persona. La compasión por el contrario genera sentimientos positivos provocados por el acercamiento que hago a la otra persona para ayudarle. Pedir ayuda, cuando tengo problemas es la otra parte del proceso, no aislarnos en nuestro sufrimiento, pues nos ahogará y los demás se sentirán mal por no habernos ayudado.
- Existen diferentes mecanismos emocionales, necesarios para la supervivencia de la especie que cuando se activan superan al razonamiento, a lo cognitivo y que pueden llevarnos a cometer acciones de las que nos arrepintamos. De estos mecanismos destacamos cuatro:
- El sistema de amenaza y defensa: estar siempre pensando en el peligro, estar a la defensiva, sentir asco por lo diferente puede llevarnos a una negatividad continua y por lo tanto a enfermar.
- El sistema de búsqueda y de logro: buscar continuamente nuevas metas y no perder las conseguidas (comida, sexo, trabajo, riquezas…) puede llevarnos a una competición encarnecida contra todos y contra nosotros mismos, un exceso de estrés y de insatisfacción y la situación patológica.
- El sistema de la calma y del cuidado: la autocompasión y preocuparnos de los demás conllevan poder equilibrar los otros dos sistemas. En este equilibrio también ayuda el siguiente punto.
- El sistema de la pena o el pánico: es lo que se transmite cuando alguien necesita de cuidados
- Para sentir lo que me rodea tengo que sentir lo que pasa en mí:
- El cuerpo: como comemos, como bebemos, si tomamos drogas para huir de la realidad y del sufrimiento, si hacemos ejercicio físico, como dormimos, como nos quitamos el estrés
- La mente: que clases de pensamientos ocupan habitualmente mi mente y hasta que punto me atormentan. Si no son adecuados, lo primero que hay que hacer es aceptarlos, no luches contra ellos, obsérvalos y convive con ellos dando espacio en la mente para otros pensamientos más positivos.
- El mundo emocional: cuando hay emociones negativas ¿Sabes aprovechar esa valiente fuente de energía? Y reconducirlas, no hay que luchar contra ellas, sino convivir con ellas.
- Cuidar la dimensión espiritual: analizar mis valores de vida.
- Ser ecuánimes: estar presentes en el placer, sin apego y en el dolor, sin resistencia.
- Recogemos lo que sembramos, no cabe duda, siempre hay algún momento en el que necesitamos de la compasión de los demás, para recibirla es necesario haberla sembrado.
- La mente humana en origen es como la del resto de seres vivos, está programada para sobrevivir y que sus genes se perpetúen. Pero con el paso del tiempo ha surgido una mente nueva, la cual ha creado mucho de lo que nos rodea y que puede tender a la destrucción o a la compasión.
El mindfulness nos puede ayudar a lograr el equilibrio, ya complementaremos esta idea con el resumen de otra de sus obras. Cerramos este repaso al libro de Vicente Simón Pérez, con una bonita frase a modo de conclusión que intento llevar a cabo a diario:
“Estar en el presente percibiendo lo que nos rodea y conviviendo con ello en armonía nos permitirá disfrutar más de nuestra existencia”
José Luis Gallego Díaz