Consideraciones si nos gusta correr
- El descanso: sin un descanso adecuado podemos lesionarnos y nunca asimilaremos los entrenamientos ni nos dará tiempo a reponer fuerzas para una nueva sesión.
- La carrera continua suave es la base: con ella se trabaja la resistencia de bajo impacto, acostumbrando al organismo a utilizar las grasas como principal sustrato energético, se aumenta el tamaño del corazón y por tanto se reducen las pulsaciones, se crea una mayor capilarización muscular y se adapta a músculos, tendones y cartílagos a un esfuerzo prolongado.
- Las series cortas y repeticiones: con ellas fomentaremos la potencia aeróbica, esos momentos de la carrera en la que necesitamos apretar y que el cuerpo nos responda. Con estas series el cuerpo aprende a reciclar los productos de desecho que se originan durante el ejercicio.
- Cambios de ritmo o fartlek: hacer salidas de larga duración pero variando el ritmo según intervalos de tiempo para generar picos de fatiga y posteriores recuperaciones al aminorar el ritmo. Con esto se trabaja la capacidad de recuperación durante la carrera.
- Variado: nunca utilizar el mismo recorrido, ni los mismos compañeros de entreno. El cuerpo se adapta a todo y al final se entra en una monotonía que no nos hace avanzar.
- Estirar: antes para calentar los músculos y evitar lesiones y después para facilitar la recuperación del músculo y evitar que tras muchos minutos de ejercicio repetido el músculo se limite a la tensión del trabajo y aparezcan contracturas o desequilibrios musculares.
- La técnica: realizar el gesto de la carrera mal puede acarrear lesiones. Además una buena técnica de carrera supone una eficacia energética que se traduce en el mismo esfuerzo pero con menos gasto de energía, y esto al fin y al cabo es correr más y mejor.
- Abdominales y lumbares: estos grupos musculares son los que nos mantienen en una postura erguida correcta. En la carrera mantener el tronco erguido y sin oscilaciones mejora la técnica, evita lesiones y ahorra energía.
- La fuerza: ejercicios de fuerza básicos que tonifiquen los músculos implicados en la carrera (cuádriceps, isquiotibiales y gemelos), así mejorará la técnica de carrera, se protegerán rodillas y tobillos y se ganará esa chispa de energía que nos hace ser más rápidos.
- El entrenamiento cruzado: bicicleta, natación, senderismo…hay múltiples actividades que sirven para entrenar y al mismo tiempo meten un punto de diversión y variedad. Es recomendable meter un día o dos de entrenamiento cruzado cada dos semanas, pero a una intensidad moderada para evitar lesiones al hacer una actividad poco habitual.
A tener muy en cuenta
El entrenamiento intenso y de resistencia (el propio de un atleta de maratón, de triatlón o de ciclismo extremo) puede suponer cambios estructurales en las grandes arterias y el corazón. Todo ello puede desembocar en una arritmia. Un atleta de resistencia hace entre cinco y diez veces más ejercicio que el que se recomienda para llevar una vida saludable. Ese exceso tiene consecuencias. El corazón se ve afectado; cambia su funcionamiento y su lado derecho tiene que hacer un mayor esfuerzo. Esos cambios en el funcionamiento del corazón aún están presentes una semana después de la competición que el atleta de resistencia hubiera preparado. Pasados esos días, el corazón vuelve a su normal comportamiento. Pero si preparar una prueba tiene consecuencias durante una semana, la acumulación de esfuerzo y entrenamiento extremo a lo largo de los años puede suponer lesiones permanentes en el corazón, que a su vez aumenta la probabilidad de sufrir arritmias. Por ello se sugiere que (dadas sus consecuencias sobre el corazón) este entrenamiento debe realizarse con cuidado y con vigilancia y control de las constantes cardiacas. Obviamente, tampoco se trata de que una persona normal imite estas prácticas de entrenamiento. Para quienes no somos atletas de competición el ejercicio recomendable es de 30 a 60 minutos cada día. En el término medio está la virtud.